De "MACBETH" (Orson Welles) (1948)

(Comienzo de la película. Coro de las brujas):

Dobla, dobla, trabajo y apuros
el fuego abrasa, el caldero hierve.
Echad la sangre de una cerda
que haya devorado a sus nueve lechones.
Grasa sudada de la horca de un asesino,
el dedo de un niño ahorcado al nacer,
parido en una zanja con ayuda de un clavo.
Haced unas gachas espesas y densas.
Haced un buen caldo de infierno.
Un encantamiento que al mal traerá.
¿Cuándo volveremos a vernos las tres?
¿Con truenos, rayos y tormenta?
Cuando acabe el tumulto,
cuando la batalla esté perdida y ganada.
Ha de ser antes del atardecer.
Veremos a Macbeth


(Coro de las brujas):

Le soñaremos tan seco como el heno
No dormira ni de noche ni de dia
A su alma teñida de rojo,
cada día un mes le parecerá.


(Macbeth dirigiéndose a las brujas):

¿Qué me decís secretas y negras brujas de la medianoche?
¡Os conjuro por aquello que profesais!
Venga vuestro saber de donde venga, ¡Contestadme!
Aunque desateis a los vientos y los solteis contra las iglesias,
aunque las fieras solas aniquilen y devoren a los navegantes,
aunque el grano verde se tumbe y los árboles caigan,
aunque los castillos se hundan sobre sus guardianes,
aunque los palacios y las pirámides inclinen la cabeza hacia los cimientos,
aunque el tesoro de las semillas de la naturaleza se mezcle,
hasta que la misma destrucción se harte,
¡Contestadme!


(Coro de las brujas):

¡Macbeth! Se sanguinario, osado y atrevido.
Riete y menosprecia el poder de los hombres
Ningún hombre nacido de mujer podrá perjudicar a Macbeth
¡Macbeth no será vencido
hasta que el bosque de Birnam se enfrente a él
en la alta colina de Dunsinane.



De "MEMORIAS DE AFRICA" (Sydney Pollack) (1985)

(Comienzo de la película. Voz en off de Mery Streep mientras escribe):

Se llevaba el gramófono hasta cuando iba de safari;
tres rifles, provisiones para un mes...y Mozart.
Él inició nuestra amistad con un regalo.
Luego, un poco antes de lo del Tsavo,
me hizo otro, un regalo increible:
la visión del mundo a través de los ojos de Dios.
Y yo me dije: sí, la comprendo.
Asi es como debe ser.
He escrito acerca de todos los demás,
no porque les quisiera menos,
sino porque eran más accesibles,
menos complicados.
Él estaba allí esperándome.
Pero me he adelantado a mi historia.
A él, eso le habría molestado.
A Denys le encantaba escuchar un relato bien contado.
Verán...
Yo tenía una granja en África
a los pies de las colinas de Ngong.
Pero todo empezó antes.
En realidad empezó en Dinamarca
donde yo conocía a dos hermanos.
Uno era mi amante, el otro era amigo mio...



(Mientras lava el pelo de Meryl Streep, Robert Redford, declama estos versos):

Rompió a reir sin medida y sin pausa
mientras sus ojos vagaban perdidos.
Ja ja, dijo. Bien claro veo ahora
que sabe remar el diablo
Adios, adios...
(Ella: "se está saltando versos")
(El: "suprimo los trozos aburridos")
Adios, adios amigo,
pero atiende invitado:
una última cosa he de decirte:
reza bien quien bien ama
al hombre, a la bestia y al pájaro.


(Denys/Robert Redford ha muerto. Junto a su tumba, Karen/Meryl Streep lee, a modo de responso, algunas estrofas del poema "A un joven atleta moribundo" de A.E.Housman):

Cuando ganaste la gran carrera
el pueblo entero salió a aclamarte.
Jóvenes y ancianos te vitoreaban
mientras a hombros te llevábamos.
Sabio aquél que sabe escapar pronto
allí donde la gloria no perdura.
Pues aunque pronto crece el laurel
mucho antes que la rosa se marchita.
Pero tú no seguirás el camino
de aquellos que malgastaron su gloria.
Corredores cuya fama se extendió
aunque su nombre perduró menos que ellos.
Ante esa jóven cabeza laureada
contemplarán tu cuerpo inerte
y descubrirán entre los rizos de tu pelo
una guirnalda aún sin marchitar.

(Y tras el poema, termina asi):

Acoge el alma de tu hijo
Denys Georges Finch Hatton
que has compartido con nosotros.
Nos dio alegría y le quisimos mucho.
No nos perteneció.
No me perteneció.


(Voz en off de Meryl Streep despidiéndose de África):

Conozco una canción de África que habla de la jirafa
y de la luna nueva africana descansando sobre su lomo,
de los surcos en los campos de cultivo
y de las caras sudorosas de los recolectores de café.
¿Acaso conoce África una canción que hable de mí?
¿Se agitará el aire sobre la llanura
con un color que yo he llevado?
¿O tal vez los niños inventarán un juego
en el cual figure mi nombre?
¿Formará la luna llena una sombra
sobre la grava del camino
que se parezca a mí?
¿O tal vez me buscarán las águilas
de las colinas de Ngong?



De "MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES" (Kenneth Branagh) (1993)

(Canción que constituye el leit motiv de la película y que se repite varias veces a lo largo de ella):

No suspireis más, señoras, no suspireis.
Los hombres siempre fueron embusteros;
un pie en el mar, otro en la orilla;
jamás constantes en nada.
No suspireis, pues, de ese modo,
sino dejadlos ir
y sed alegres y despreocupadas,
convirtiendo todos vuestros lamentos
en algarabía.
No canteis más canciones,
no canteis más sobre vuestras tristezas y pesares.
La mentira del hombre siempre fue la misma
desde que son frondosos los veranos.
No suspireis, así por tanto,
y dejadlos marchar
y sed alegres y despreocupadas,
convirtiendo todos vuestros lamentos
en algarabía.



De "LA NOCHE DEL CAZADOR" (Charles Laughton) (1955)

(Robert Mitchum: oración del diablo):

¿Que reservas para mí, Señor?
¿Otra viuda?
¿Cuántas van ya?
¿Seis?
¿O tal vez doce?
No me acuerdo de todas, Señor.
Tú ordenas y trazas mi camino.
Hasta ahora me has provisto de fondos
y he predicado tu palabra.
¡Aquella viuda guardaba un fajo de billetes en la sopera!
¡Oh Señor, que cansado estoy!
¡Dudo a veces que me comprendas, Señor!
Pero yo sé que no estás contra el asesinato
porque la Biblia está llena de asesinos.
También sé que hay cosas que odias, Señor,
como el perfume de las mujeres.
Ese olor suyo que sale de entre sus dientes,
de sus cabellos,
e infesta el aire.
Hay demasiadas mujeres en el mundo.
Tú solo, Señor, no puedes exterminarlas a todas.
¡Deja que te ayude!



(Lilian Gish: Oración del ángel):

Y ahora niños no olvideis lo que os conté el sábado pasado:
que el Señor se subió a la montaña y dijo a su pueblo:
"Bienaventurados los que son pobres de corazón porque verán a Dios"
Y dijo también que el rey Salomón, en toda su gloria,
no era tan hermoso como los lirios del valle.
Y yo sé que os acordereis de no juzgar para que no seais juzgados
y esto será lo que os dé la razón.
Y que el Señor también dijo:
"Desconfiad de los falsos profetas. Los reconocereis por sus frutos"
Un árbol bueno nunca dará malos frutos,
ni en un mal árbol florecerán las flores que se hagan frutos malos.
Es por eso que por su fruta reconocereis a los árboles.
¿Me comprendeis, niños?



De "LA NOCHE DE LA IGUANA" (John Huston) (1964)

(El anciano poeta consigue por fin la inspiración para culminar su tan ansiado poema. Exultante de júbilo, se lo dicta a su acompañante, Deborah Kerr, que va escribiéndolo en el cuaderno con gran emoción):

Con qué serenidad la rama del olivo
mira como declina la luz del cielo,
sin un llanto, sin dolor, sin desconsuelo,
sin un rezo por el sol que se ha perdido.

Pero el árbol, por la noche ennegrecido,
llega a un día en que el cénit de su vida
se extinguirá por siempre,
aunque, enseguida,
de él una segunda historia habrá nacido.

Una historia que ya no será angélica,
un contubernio entre la lluvia y el surco.
Pues cuando al final el tierno tallo
tronco caiga como plomada sobre la tierra,
entre tierra y tallo, en placentera guerra,
una intimidad obscena se establece
y otro árbol brota que sus ramas mece
sobre el deseo corruptor de la tierra.

Y otra vez, la rama del olivo
mira como declina la luz del cielo
sin un llanto, sin dolor, sin desconsuelo,
sin un rezo por el sol que se ha perdido.

Ay mi Señor!
si pudiera hallar un nido
que me sirviera de próxima morada
no únicamente en esa rama dorada,
sino en este pobre corazón estremecido.



De "PASEO POR EL AMOR Y LA MUERTE" (John Huston) (1969)

(Heron, joven estudiante, viaja hacia el mar. En el camino encuentra a Claudia. Cuando está escribiendo en su diario, ella le pide si puede leer los versos recien escritos. El se los deja):

Como un hombre en un polvoriento camino,
contando los pasos hacia el pozo de su jardín,
que tropieza y se encuentra a sus pies
su sueño de agua dulce y cristalina,
así me desperté a la luz de mi mañana
en la oscuridad del misterio,
cuando vi una cara de tal belleza
que cegó las estrellas de mi viaje.

 

De "PEGGY SUE SE CASO" (Francis Ford Coppola) (1986)

(Poema de cosecha propia que un pretendiente le recita a Peggy en su regreso al pasado):

No podía dormir,
así que pensé gritar,
traicionado por un beso
que chupaba vainas de amargura
en el manicomio del doctor Temor,
Hojas afiladas de vómito de ratas
caen sobre mis brazos desnudos.

 

(Poema de Yeats que el mismo pretendiente le recita a continuación):

¡Cuántos amaron tus momentos de alegre donaire
y tu belleza, con amor falso o verdadero!
Pero sólo un hombre amó tu alma peregrina
y las tristezas de tu rostro cambiante.

 

 

De "PEQUEÑOS MILAGROS" (Eliseo Subiela) (1997)

(Poemas de Fernando Pessoa que Rosalía/Julieta Ortega lee a Francisco Rabal, ciego):

Es preciso destruir el propósito de todos los puentes.
vestigio y alienación del paisaje de todas las tierras,
enderezar a la fuerza la curva de los horizontes
y gemir por tener que vivir con brusco ruido de sierras.
¡Hay tan poca gente que ame los paisajes que no existen!


Suave cual tener madre y hermanas,
cae la tarde opulenta.
No llueve ya
y gran sonrisa imperfecta es el vasto cielo.
Y es un reto esta conciencia mía
de tener de ti conciencia
y mi saberte sonriendo,
una flor marchitada en el pecho



No tengo filosofía: tengo sentidos...
Si hablo de la naturaleza no es por que sepa que es
sino porque la amo y la amo por eso
porque quien ama nunca sabe lo que ama
ni sabe por que ama ni que es amar
Amar es la eterna inocencia
y la única inocencia es no pensar.



Vivir es pertenecer a otro.
Morir es pertenecer a otro.
Vivir y morir son la misma cosa.
Mas vivir es pertenecer a otro de fuera
y morir es pertenecer a otro de dentro
Una y otra cosa se asemejan,
pero la vida es el lado de fuera de la muerte,
por eso la vida es la vida
y la muerte es la muerte,
pues el lado de afuera siempre es más verdadero que el lado de dentro.
Tanto es así que el lado de fuera es el que se ve.


(Poema de Pessoa que Rosalía canta acompañándose a la guitarra):

La recordada canción,
amor de nueva hora.
Una noche, ojos cerrados,
tu voz, tu voz
me duele en el corazón
por todo cuanto llora.
Cantas junto a mi.
Estoy ya sola.

 



De "EL PRINCIPE DE LAS MAREAS" (Barbra Streisand) (1991)

(Comienzo de la película: Voz en off de Nick Nolte sobre un fondo de paisajes y escenas de la vida familiar en el campo):

Yo crecí lentamente
Entre las mareas y marismas de una isla en la costa de Carolina
Vivíamos en una casita blanca
que mi tatarabuelo, Winston Shadram Winwood,
había ganado en una partida de tiro de herradura.
Hay familias que viven toda su existencia
sin que les ocurra algo con un mínimo de interés.
Siempre he envidiado a esas familias.
Yo era hijo de una mujer bellísima y de un camaronero.
Estaba enamorado de la forma de los barcos
De pequeño, me encantaba navegar en el barco camaronero de mi padre,
entre los bancos de arena.
Supongo que Henry Winwood habría sido bastante buen padre
si no hubiera sido un hombre tan violento.
De mi madre heredé el amor al lenguaje
y el aprecio de la naturaleza.
Ella era capaz de convertir un paseo por la isla
en un puro viaje de descubrimiento.
De niño, me parecía la mujer más extraordinaria del mundo.
No fui el primer hijo que se equivocó sobre su madre.
No sé cuando mis padres se declararon la guerra mutuamente,
pero sí sé que los únicos prisioneros que tomaban eran sus hijos.
Cuando mi hermano, mi hermana y yo necesitábamos escapar
ejecutábamos un ritual:
Descubrimos un mundo silencioso y relajante donde no existía el dolor.
Un mundo sin madres ni padres.
Formábamos un círculo encadenados por carne, sangre y agua.
Y sólo cuando nuestros pulmones iban a traicionarnos
ascendíamos hacia la luz.
Y hacia el temor de lo que nos acechaba en la superficie.
Todo eso ocurrió hace mucho tiempo:
antes de que yo prefiriera no tener memoria.



(Final de la película: Voz en off de Nick Nolte mientras se ve su regreso al hogar y el reencuentro con su familia):

Pasamos nuestra últimas horas juntos en el Rainbow Room,
bailando un ritmo lento,
igual que en mi sueño.
La apretaba entre mis brazos
mientras le decía que ella había hecho posible que yo volviera.
Seis semanas antes yo estaba dispuesto
a dejar a mi mujer y a mis hijas.
Quería abandonarlo todo.
Pero ella cambió eso.
Me cambió a mí.
Por primera vez sentí que tenía algo que devolverles
a las mujeres de mi vida.
Ellas lo merecían.
Y regresé a mi hogar sureño y a mi vida sureña.
Y es en presencia de mi mujer y de mis hijas
cuando tomo conciencia de mi vida,
de mi destino.
Soy profesor, entrenador y un hombre muy querido.
Y eso es más que suficiente.
En Nueva York aprendí que necesitaba querer a mi madre y a mi padre
con toda su defectuosa y escandalosa humanidad.
Y que en las familias no hay delitos que sobrepasen el perdón.
Pero es el misterio de la vida lo que ahora me intriga.
Y miro hacia el Norte
Y vuelvo a pensar que ojalá repartieran dos vidas a cada hombre
y a cada mujer.
Al final del día atravieso en coche la ciudad de Charleston.
Y mientras cruzo el puente que me lleva a casa
noto que unas palabras me brotan de dentro.
No puedo detenerlas.
Ni se por que las digo.
Pero al llegar a lo alto del puente
esas palabras llegan a mí en un susurro.
Las digo como una oración,
como un lamento, como una alabanza.
Digo: Lowenstin, Lowenstin.



De "ROBIN Y MARIAN" (Richard Lester) (1976)

(Marian/Audrey Hepburn, monja, a Robin/Sean Connery, agonizante):

Te amo más que a los niños,
más que a los campos que planté con mis manos,
más que a la plegaria de la mañana,
más que a la paz,
más que a nuestros alimentos,
más que a la alegría,
más que al amor,
más que a la vida entera.
Te amo más que a Dios.


De "TIERRAS DE PENUMBRA"  (Richard Attenborough) (1993)

("Nieve en Madrid", poema propio que Debra Winger recita a Anthony Hopkins al poco de conocerse)

Suavemente, tan al azar,
tan bella, tan ligera, tan ligera,
el cielo cruel deja caer algo que no combates.
Los hombres, antes de perecer,
ven con ojos ilesos, por una vez,
como algo suave cae del cielo.

 

De "VERANO DEL 42" (Robert Mulligan) (1971)

(Comienzo de la película. Voz en off del protagonista):

Cuando yo tenía 15 años
y vine con mi familia a esta isla
a pasar el verano,
no había ni tantas casas,
ni tanta gente como ahora.
Entonces se podía apreciar mejor
la geografía de la isla
y la belleza del mar.
Y para que el niño
no se muriera de aburrimiento,
su familia había convencido
a otras familias de su vecindario
para que vinieran también
con sus hijos a la isla.
Pasaron conmigo aquel verano del 42
Oscy, mi mejor amigo,
y Benjie, mi segundo mejor amigo.
Nos llamábamos «el terrible trío».
Aquella casa de allá arriba
era la casa de ella
y nunca, desde el primer día en que la vi,
me ha sucedido nada tan sobrecogedor
ni tan desconcertante,
porque nunca he conocido
a ninguna otra persona
que me haya hecho sentirme
más seguro
y más inseguro,
más importante
y más insignificante.



(Final de la película. Voz en off del protagonista):

Nunca la volví a ver
ni supe nunca que había sido de ella.
Entonces eramos distintos,
los niños eramos distintos.
Tardábamos mucho en entender lo que sentíamos.
La vida está hecha de contínuos ir y venir
y, por cada cosa que encontramos,
hay algo que dejamos atrás.

En el verano del 42
asaltamos el puesto de guardacostas cuatro veces,
vimos cinco películas
y llovió nueve días.
A Benjie se le rompió su reloj.
Oscy regaló su armónica.
Y, en un sentido muy especial,
yo perdí a Hermie para siempre.


De "VIDAS AL LIMITE" (Agnieszka Holland) (1995)

(Comienzo de la película. Voz en off de Veralaine refiriéndose a Rimbaud):

En ocasiones hablaba en un dialecto muy suave
de la muerte que causa el arrepantimiento,
de los hombres infelices que vagan por el mundo,
de tareas dolorosas y separaciones desgarradoras.
En los tugurios donde nos emborrachábamos
lloraba mirando a los que nos rodeaban:
el ganado de la pobreza.
Ayudaba a levantarse a borrachos en las negras callejuelas.
Sentía la piedad que una mala madre siente por los niños.
Se movía con la gracia de una niña en la catequésis.
Simulaba entender de todo:
economía, arte, medicina.
Yo le seguí.
Tenía que hacerlo.



(Versos de Rimbaud leidos por Verlaine)

En ocasiones yo he visto
lo que las personas creen haber visto.

He derramado demasiadas lágrimas
y tengo el alma rota.

Me converti en una opera de Bernard
y vi que las criaturas estan condenadas a la felicidad.

He investigado las mágicas formas
de la felicidad que a todos alcanza.



(Rimbaud dirigiéndose a Verlaine):

Fue el verano pasado, durante la guerra.
Una de las muchas veces que me escapé de casa.
Bajé al río a llenar mi cantimplora.
Vi a un soldado prusiano,
no mucho mayor que yo,
dormido en un claro.
Le estuve observando un rato
y de pronto me di cuenta:
no estaba dormido, sino muerto.
Te puedo asegurar que aquello me aclaró todo.
Entendí que lo que me hacía falta
para convertirme en el mejor escritor de este siglo
era experimentar todo en mi cuerpo.
Ser una sola persona no me era suficiente.
DEcidí ser todo el mundo.
Decidí ser un genio.
Decidí originar el futuro.



(Carta de Rimbaud A Verlaine):

Lo siento, lo siento
¿que voy a hacer sin ti?
Vuelve, por favor, vuelve.
Eres mi único amigo.
Te prometo que me comportaré.
Solo fue una broma estúpida.
No se como decirte cuanto lo siento.
Cuando te llame,
por que no bajaste del bote?
Después de vivir dos años juntos
vamos a acabar así?
Piensa en lo que eras antes de conocerme.
Oye a tu corazón.
Soy tuyo para siempre.



(Versos de Rimbaud):

Volveré con miembros de acero,
piel oscura y mirada iracunda.
Seré muy rico,
lleno de crueldad e indolencia.
Me salvaré.


La he encontrado
La eternidad
Es el sol
fundido con el mar.



(Final de la película. Voz en off de Verlaine refiriéndose a Rimbaud):

Desde que murió le veo todas las noches.
Mi mayor y más radiante pecado.
Siempre fuimos felices.
Siempre.
Lo recuerdo.



De "¡VIVA ZAPATA!" (Elia Kazan) (1952)

(Pablo, amigo de Zapata, acusado de traición, habla a éste en el calabozo, poco antes de ser ejecutado):

Si pudiéramos dedicarnos a construir
en vez de quemar y destruir.
Si pudiéramos labrar los campos
en vez de arrasarlos.
...
Nuestra causa era la tierra,
no una idea,
sino campos sembrados de trigo
para alimentar a los nuestros.
Libertad,
no una palabra,
sino un hombre sentado tranquilamente
a la puerta de su casa al anochecer.
Paz,
no un sueño,
sino el tiempo
de ser feliz y descansar.
Unas preguntas me inquietan:
¿De una acción mala
puede salir algo digno?
¿Se puede alcanzar la paz
siendo tan crueles?
¿Acaso puede la violencia
engendrar la bondad?
¿Un hombre cuyos sentimientos
han nacido de la ira y del odio,
está en condiciones
de traernos la paz
y de gobernar en paz?
No lo sé.
Contesta, Emiliano,
¿Has pensado alguna vez en eso?
Tienes que pensarlo,
¡Piénsalo!